Andrés Belmonte con “Tariq” (2019), que en árabe quiere decir camino, quiere hacer un homenaje a las culturas árabe y valenciana, una re-lectura de la música tradicional del Mediteráneo oriental y la música oriental modal, desde el punto de vista del jazz (ya que el flautista se formó primero en el Conservatorio de Valencia, y posteriormente en la prestigiosa escuela Codarts de Rotterdam (Holanda) y en El Cairo donde estudió ney, la ancestral flauta de caña muy importante en oriente y probablemente propia de Al-Andalus.
El flautista valenciano (1980) para su segundo álbum ha llamado a tres músicos extraordinarios, versátiles y experimentados, Efrén López (oud), Ales Cesarini (contrabajo) y David Gadea (percusión), un conjunto de músicos de lujo que le permite entre otros grandes aciertos reproducir la sonoridad de toda un orquesta árabe con el cuarteto.