En Cuernavaca, Morelos (México) ayer domingo 5 de agosto se apagó la voz rota de Chavela Vargas. Hacía pocos días que había regresado de Madrid donde había cumplido uno de sus sueños más deseados, volver a la Residencia de Estudiantes para rendir homenaje a Federico García Lorca. El pasado 12 de julio tuvo que ser hospitalizada en Madrid por agotamiento, finalmente recibió el alta médica para regresar a México donde ha fallecido a los 93 años.
Isabel Vargas Lizano nació en Costa Rica en 1919 para llegar a partir de los 17 años a México donde ser relacionaría con algunos de los artistas más relevantes del pasado siglo XX (como Diego Rivera y Frida Kahlo. Comenzó a cantar a partir de la década de los años cincuenta y se erigió finalmente como referente de la canción mexicana con boleros, rancheras, corridos, tango y canciones cubanas. Se retiró en los años setenta para regresar en los años noventa alcanzando gran fama tras la participación en películas, en especial las dirigidas por el director manchego Pedro Almodóvar. Sus canciones se escucharon recintos tan emblemáticos como el Teatro Olympia de París y el Carnegie Hall de Nueva York.
Chavela Vargas no paraba de soñar nuevos trabajos. Su último disco lo dedicó a Lorca cumpliendo uno de sus proyectos más deseados. En el estremecedor álbum “La Luna Grande. Homenaje de Chavela Vargas a Federico García Lorca”, que se presentó en el Palacio de Bellas Artes de México el 15 de abril, se fusionan los textos poéticos de Lorca con la música que ha popularizado Chavela Vargas (como “Noche de ronda”, “La llorona” o “Amar y vivir”), acompañada sólo de la guitarra de Juan Carlos Allende y Miguel Peña, sus acompañantes habituales. De forma simultánea se publicó el libro “Dos vidas necesito: las verdades de Chavela” (Editorial Montesinos, 2012), editado por la propia cantante y su coautora y amiga María Corina.