- Efrén López, Ciro Montanari, Miriam Encinas Laffitte, Moncho Hernández y Marta Chandra interpretarán un repertorio de “Música popular y culta afgana y de Asia Central”
- Del 18 al 21 de abril actuarán en Madrid, Toledo, Córdoba y Valencia.
En la segunda quincena del mes de abril Efrén López ofrecerá una serie de conciertos con los que quiere dar a conocer la rica y diversa tradición musical afgana. Serán cuatro los encenarios en los que presentará un repertorio integrado por «Música popular y culta afgana y de Asia Central». Junto con el multiinstrumentista y compositor valenciano, que interpretará el rabab y la tanbur, estarán Miriam Encinas Laffitte (dilruba, flautas, bendir), Ciro Montanari (tabla), Moncho Hernandez (tanpuras) y Marta Chandra (danza).
18/4 • Madrid (Espacio Ronda)
19/4 • Toledo (Posada El Cristo de la Luz)
20/4 • Córdoba (Festival Tres Culturas)
21/4 • Valencia (La Llimera)
La música afgana, con el rabab como instrumento más representativo, se divide en popular, semi-clásica y clásica. Dentro de la música afgana se puede hablar de música popular, semi-clásica y clásica. En el repetorio popular se conocen canciones, que además se pueden interpretar de manera sólo instrumental, que se estructuran en tres partes: «versos (antara), estribillo (astai), e interludios instrumentales (naghma)».
«La música clásica está basada en conceptos mucho más sofisticados que la emparentan con la música del norte de la India y su concepción de los modos (raga): un desarrollo progresivo e improvisado de una melodía base que expresa un estado emocional preestablecido. Se ejecuta sobre complejos ciclos rítmicos (de 6, 7, 8, 9, 10, 12, 14, 15, 16 tiempos…) llamados taal. Famosos músicos com Ustad Muhhamad Umar con el rubab, o Ustad Qasim con el canto, han elevado la música clásica afgana a un grado muy alto de refinamiento».
El rabab (escrito robab o rubab en caracteres latinos) es considerado el instrumento más representativo de la música popular afgana. La mayor parte del repertorio tradicional puede ser ejecutado con este instrumento, habitualmente con una fuerte acentuación rítmica. El estilo clásico de interpretación, mucho menos frecuente, está caracterizado por su seria expresión musical y una forma meditativa de abordar las melodías. Desde mucho tiempo atrás, el rabab tuvo una destacada presencia en las tradiciones musicales de los sufis. Mevlana Rumi elogió el instrumento, el cual es mencionado a menudo en sus poemas. Muchos otros poetas místicos medievales cantaron al rabab.
Organológicamente, el instrumento está compuesto de una caja de madera de morera tallada que comprende todo el instrumento a excepción de la tapa. Esta se fabrica con piel de cordero o cabra tensada y encolada.
El rabab tiene cuatro tipos de cuerdas con funciones diferentes: tres cuerdas melódicas fabricadas con tripa o nylon, dos o tres cuerdas con afinación fija o de bordón; de 10 a 14 cuerdas simpáticas o de resonancia hechas con acero y bronce, y una cuerda de bordón aguda (chikari) que tiene una función de acompañamiento rítmico, importantísima en la música de rabab. El instrumento se toca con un plectro hecho de madera, cuerno, hueso o incluso piedras preciosas. EFRÉN LÓPEZ
En el género semi-clásico la estructura popular va unida una inspiración poética y melódica más cuidada. Las sucesivas invasiones, guerras y regímenes (británicos, soviéticos, talibán, estadounidense…) han originado una de las diásporas más grandes de la historia. Millones de afganos emigraron a diferentes partes del mundo, entre ellos, músicos como el maestro Daud Khan Sadozai -de quien Efrén López es alumno y con quien ha compartido escenario en diferentes proyectos-, todavía ejercen su arte hoy en día después de más de 20 años de exilio.