Disco de tributo a Chet Baker (1929-1988) de la mano de otro trompetista y discípulo. Stephane Belmondo (Hyères, Francia, 1967) recuerda a quien fuera en los dorados años 50 figura icónica el cool jazz y una estrella de la música popular gracias “My Funny Valentine” (1952) junto a Gerry Mulligan. Baker fue un seductor, por la elegancia física en su juventud (las drogas y el alcohol le deterioraron notablemente) y por su particular forma de tocar su trompeta. Belmondo ─que ha tocado en con los músicos de jazz más relevantes─ recuerda al genial músico que pasó sus últimos años en el circuito jazzístico europeo (hasta su desaparición en Ansterdam al precipitarse desde la ventana de un hotel), y con el que compartió noche en un club de jazz de la capital francesa, apenas unos meses antes del fatal desenlace, donde lo presentó como uno de los prometedores talentos europeos del jazz. Le acompaña un trío, donde está ausente el piano y la percusión como le gustaba a Chet: Jesse Van Rueller (guitarra), Thomas Bramerie (contrabajo), y Amin Bouker (voz) en la única canción del álbum. Toda la esencia de Chet Baker, su espíritu, su lirismo y sensualidad. Belmondo no trata de imitar a su mentor, pero si atrae para sus interpretaciones la esencia el maestro, y el resultado es abrumador.
STEPHANE BELMONDO
Love for Chet
(Naïve, 2015)
www.naive.fr