Explica el cuarteto Sedaa que para nombrarse han tomado la palabra que en persa significa voz, un proyecto que en lo musical y cultural quieren tender un puente, o establecer una ruta que vaya desde Mongolia con Oriente, y el resultado final es fascinante, no exento de exotismo para oído occidentales y transportador. Se trata de tres músicos mongoles y un iraní, Nasaa Nasanjargal (cantane) y Naraa Naranbaatar estudiaron en su país de origen, luego se sumó Gazoring Davaakhuu, y seguidamente el multiinstrumentista iraní Omid Bahadori. Para situar su música ─donde actualizan los códigos ancentrales, introducen nuevo instrumentos y componen según su visión personal─ hay que saber que está basada en los sonidos tradicionales de sus instrumentos y las viajas canciones (ancestrales) en las que una sola persona es capaz de emitir varias notas a la vez (canto bifónico). Entre los instrumentos el violín de cabeza de caballo (así está esculpido al final del mástil, animal icónico de una cultura, un pueblo y una forma de habitar sus inmensa llanuras), y la cítara con más de 120 cueras que produce el característico timbre. Desde el galope del caballo hasta tiernas baladas. Desde 2009 ─se conocieron cuatro años antes, en un festival en 2005, desde entonces afirman haber dado un millar de conciertos─ han publicado un total de cuatro títulos en los que siguen desarrollando su personal interpretación de la herencia mongola, a la búsqueda de un horizonte en Oriente, nuevos caminos para la música, las melodías y las canciones.
SEDAA
East West
(DMG, 2018)
www.sedaamusic.com