martes 03 de octubre de 2006
El blusman maliense Ali Farka Toure falleció a los 67 años en Bamako tras una larga enfermedad. En marzo de 2006 Africa perdía uno de sus músicos más reconocidos y geniales. A lo largo de sus 67 años compaginó sus dos grandes pasiones: la música y la agricultura. La guitarra le acompañó desde los 10 años y desde 1980, tras trabajar como técnico de sonido, pudo dedicarse al cultivo de la tierra en su aldea natal de Niafunke, a orillas del río Níger. Niafunke es el nombre de la aldea donde nació (aunque desconocía la fecha se consideraba que nació en 1939), situada en el norte de Malí y a orillas de río Níger. Al pertenecer a una familia noble no debiera haberse dedicado a la música, pero desde los 10 años comenzó a tocar la guitarra dedicando los siguientes años a estudiar de forma autodidacta el instrumento y encontrar una sonoridad personal. Tocó la guitarra pero también el el gurkel, una guitarra africana de una cuerda que escogió por a su poder para convocar a los espíritus y el njarka, un violín de una cuerda. Reconocido internacionalmente como el ‘John Lee Hooker’ africano había cosechado varios premios grammy: el primero fue junto al guitarrista estadounidense Ry Cooder con “Talking Timbuktu” y más recientemente el disco junto al intérprete de kora también maliense Toumani Diabate en “In the heart of the moon”, un trabajo deslumbrante donde recuperan piezas tradicionales. “Savane” es el disco póstumo del genial guitarrista del Níger, es un trabajo grabado en su propio país puesto que no quiso abandonar sus cultivos en ningún momento. Las sesiones transcurrieron en el Hotel Mandé, enclavado en un edificio colonial en la ciudad de Bamako, gracias a una unidad móvil desplazada allí por Jerry Boys y el productor Nick Gold. En total se grabaron hasta trece temas donde los sonidos del Sahel conectan con el delta de Missisipi en una conexión que se pierde en el tiempo. El sonido minimalista, hipnótico y estremecedor es netamente africano. La guitarra del maestro está acompañada del ngoni en la composición embriagadora que da título al disco y en la que reclama la recuperación de los espacios naturales de su país. El resto de los temas atrapan, envuelven y transportan de forma irremediable. Un disco maravilloso.