El tercer álbum de Amparo Sánchez sitúa a la mujer en la cartografía global del siglo XXI, su visión de la geografía humana, emocional y personal se puede resumir en una mirada positiva, femenina y esperanzadora. La cantante jienense de nacimiento y granadina de adopción –en los bares, locales y salas de la ciudad de la Alhambra se preparó musicalmente para dar el salto a Madrid– puso fin a la etapa con el grupo Amparanoia en 2008 para reinventarse en sí misma, un proceso que se concretó con el disco “Tucson-Habana” y un repertorio más personal, íntimo y acústico –colaboraron el dúo de Calexico, Joey Burns y John Convertino–, así daba un giro a la frenética trayectoria con el grupo que formó en 1997, con el que sacaron siete álbumes en tan solo siete intensos años en los que subieron a los escenarios en más de mil ocasiones con un exitoso sonido mestizo. Después editó “Alma de Cantora”, un trabajo maduro, sensato y vitalista. La fórmula por la que ha decantado está funcionando, en su nueva entrega hay una docena de piezas grabadas en Tucson, México, Argentina y Barcelona, ha vuelto al estudio con sus amigos de Calexico pero hay muchos más cómplices. Una plegaria abre el disco invocando a los espíritus, la naturaleza, el sol, la luna, el aire y el fuego; se acuerda de Andalucía y las tierras del sur que la vieron crecer; salta el atlántico hasta Cuba para hacer son; hace rumba para reivindicarse sin complejos. Uno de los momentos emotivos es el homenaje a Chavela Vargas acompañada de mariachis, “El último trago”. Concluye este luminoso, positivo y rítmico álbum con un homenaje a Mano Negra, un grupo que Amparo Sánchez considera muy importante para su carrera, “Long long nite” acompañada de Joey Burns y Manu Chao, ambos buenos campaneros de una ruta que sigue hacia nuevos destinos.
AMPARO SANCHEZ
Espíritu del sol
(World Village / Harmonia Mundi, 2014)
www.wolrdvillage.com