El nombre lo toman de la palabra griega que significa desorden, sin clase, pero a la vez se puede traducir como travesuras o mal comportamiento. El segundo disco de este proyecto autogestionado valenciano-francés-griego ha ido creciendo poco a poco, a fuego lento, todo a su debido tiempo. El grupo surge a partir del encuentro de Alberto Mateo (ooud, cumbus, baglamás, saz), Andreas Melas (voz, tzouras, baglamas, guitarra, kombolol), Julia Badenes (voces, guitarra) y Diego López (percusiones). El debut discográfico fue con ‘Música del submón’,  en 2017, al que ha seguido esta producción donde también participan varias decenas de compañeros y amigos ─29 amigos, más ocho de un coro en uno de los temas─ que suman una comunidad singular que se reúne para hacer música. Hay rebétiko ─género griego cantado y bailado que tiene origen marginal en los bajos fondos del Pireo donde se asentaron a su vuelta de Turquía (Asia Menor, para los griegos) a finales del siglo XIX y principios del XX─, pero también temas tradicionales y canciones propias. La letras hablan de problemas sociales de personajes que se mueven en los lugares menos recomendables, llenos de humo y alcohol, desamores y libertad, es la vía de escape de seres que se ocupan en oficios no muy lícitos o en el duro trabajo en la mar que era el único al que podían acceder los emigrados. Hasta 19 temas se incluyen, por los que pasan, entran y salen compañeros de viaje para tocar juntos en una hermandad libertaria; desorden organizado en forma de canciones que suenan crudas en la voz áspera de Melas pero arropadas con tenacidad por el resto de conjunto.

ATAXÍA
Ataxía
(2021)
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