El segundo álbum de Blanca Altable, la compositora y violinista burgalesa, lo dedica “al agua, una musa infinita que se transforma, fluyendo sin esfuerzo con el siempre cambiante presente”. Las nueve piezas que ha registrado, de un total de unos 38 min, son una oda al líquido que hace posible la vida en el planeta, y del que humanos tenemos entre la mitad y dos tercios del peso. Violín, voz percusión son los mimbres instrumentales que se escuchan en sus temas, una sinfonía de sonido postfolk y postminimalista, una propuesta vanguardista que teje entre los códigos tradicionales, las músicas modernas y lo que podría ser el futuro. Músicas comprometidas con la bella y la naturaleza, basta ver el videoclip de “Inboccation” (¡merece mucho la pena visionarlo!) junto a Menhir, para descubrir el universo en el que se mueve Blanca ─que viene de participar en muy diversos proyectos artísticos y grupos─, donde la parte social y la concienciación sobre temas actuales las canaliza a través de la música. Música tradicional, composición electroacústica y minimalismo, tres patas sobre las que sostiene su proyecto, con la producción de Samuel Peñas, donde hay bucles de voz y percusión. Experimental, sugerente y reivindicativo en un tiempo donde la naturaleza nos manda mensajes potentes, aunque parece que muchos hacen caso omiso.

BLANCA ALTABLE
Las formas del agua
(Segell Microscopi, 2023)
www.microscopi.cat