En la carpeta del tercer álbum de Dorantes Daniel Blanco afirma que el arte del sevillano “se cimenta en la creencia de que la música es útil porque tiene una fuerza arrebatadora capaz de derribar muros y prejuicios, de abrir puertas y fronteras, de ensanchar corazones y sonrisas, de hacer que los candados caigan como cae del árbol la fruta madura”. El compositor y pianista, descendiente de una de las familias con mayor raigambre del flamenco, con su disco de debut, “Orobroy” (1998), estableció una nueva forma diálogo musical del piano con el flamenco, en el segundo fue más allá en “Sur” (2004) el arte jondo entró en el terreno de la orquesta sinfónica. Ahora, en su avance sabio sigue tomando el flamenco como punto de partida para transitar después otras formas musicales como el jazz, la música clásica y la contemporánea para obtener texturas sonoras vanguardistas. Para Dorantes “el acto de crear, es un acto sincero de expresión, de búsqueda interior, de conocimiento de uno mismo. Un viaje, profundo y largo hacia mí, de ida y vuelta, hasta encontrar lo que siento y lo que soy, lo que deseo y lo que me da miedo, lo que veo lo que no alcanzo a ver. Lo que hiere y lo que me hace reír, lo que lamento y lo que necesito pedir. Lo que añoro”. Y en este disco para este viaje musical se ha rodeado de buenos amigos y grandes artistas como Morente, Mercé, Pedro Peña, Poveda, Arcangel, Esperanza Fernández, Carmen Linares y Noa a quienes describe así: “un sueño en mis manos,…la eterna esencia,…mi savia,…magistral,…la elegante sabiduría,…universal,… señora del cante,… mi otra alma. Once piezas magistrales, talentosas y visionarias de un arte centenario que sigue desarrollándose por bulerías, guiajiras, tangos, granaínas, tientos, seguiriyas, nanas, alegrías, malagueñas,… para cerrar con una pieza libre en cuatro movimientos.
DORANTES
Sin Muros!
(Universal Music, 2012)
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