No puede ser más acertado el título del álbum, pocas veces al nombrar un trabajo discográfico se encuentran las palabras que definan su contenido, concepto general y contextos de las piezas. Benxamín Otero (corno inglés y oboe) y Germán Díaz (zanfona, caja de música programable, aurephone, órgano de barbaria, bendhir, zarb y voz), y como colaborador aparece Pablo Pascual (clarinete bajo) interpretan una colección instrumental de piezas, canciones, “con el sencillo hilo argumental de ser, a sus oídos, bonitas” sin pensar en una época, un estilo o un autor, así abordan con igual empeño, sensibilidad y originalidad a Schubert y Satie que Galiano y Clastrier. Una selección marcada por el eclepticismo que asume lo personal del criterio seguido. “Instrumentos como el oboe y el corno inglés se unen a las sonoridades medievales de la zanfona y a particulares instrumentos mecánicos como el órgano de barbaria, el aurephone o la caja de música programable para los que Otero y Díaz perforan sus propios cartones con arreglos actuales para viejas melodías”. Como todas las referencias de Producciones Efímeras, delicatessen musicales que definen como “nubes para pararse a escuchar… recrearse en ellas”, viene en una edición a tres cuerpos, varias tintas y resaltando destalles; un completo libreto, un desplegable donde cada composición está descrita, argumentada y mostrada con todo lujo de detalles que dan una idea de lo obra global que entregan. “Son nubes muy especiales”, y efectivamente así es.
GERMÁN DÍAZ & BENXAMÍN OTERO
Trece cancións bonitas
(Nube, 2018)
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