En esta ocasión Jabier Muguruza ha elegido un poema de Iñigo Astiz para dar nombre a su último álbum, “Una ventana abierta” en la traducción del euskera. Cada nuevo trabajo del cantautor vasco (Irún, 1960) aporta una exquisita colección de temas intimistas de una elevada carga emotiva y sensibilidad. Así lo ha venido haciendo a lo largo de su carrera, desde su primer álbum se remonta a 1994 cuando editó “Boza Barruan” y van con este último quince trabajos rubricados de manera impecable. Voz sedosa, envolvente, melodías que acarician las letras que canta, palabras que son como ventanas a universos poliédricos, siempre gratificantes. Muguruza se ha convertido en todo un referente de la canción de autor en todo el estado, crea espacios acústicos que pueden incluir las cuerdas de las guitarras eléctricas como aquí con la aportación de Ander Mujika. Son dos décadas de oficio, un excelente artesano de la palabra, la música y la canción. Se trata de un disco más experimental, con más riesgo sonoro que los precedentes. Ha salido de su zona de confort para explorar otras opciones, varía la paleta de sonidos y texturas melódicas. Y en las letras regresa a versos amigos, los de autores autores de cabecera como Iñaki Irazu, Gerardo Markuleta, Lourdes Oñederra, José Luis Padrón, Harkaitz Cano, Ángel Erro e Iban Zaldua; en esta ocasión suma los de Iñigo Astiz por primera vez. Contaba en algunas entrevistas que tal vez se ha fijado en textos con un toque más oscuro, y lo explica por los tiempos áridos que pasamos, y no solo se refiere a la música y la cultura. El retrato de portada, una ilustración, es de Joseba Apaolaza. Delicioso nuevamente, una trabajo musical por la que brota luz a un mundo sombrío a ratos.
JABIER MUGURUZA
Leiho bat zabalik
(Maramaradiscak, 2017)
www.jabiermuguruza.net