Ya sea como batería o percusionista se le ha visto acompañando al gaditano Javier Ruibal (su propio padre) o al pianista sevillano David Peña Dorantes, dos genios de las músicas populares de raíces más exquisitas del sur de España, pero su hoja de servicios es mucho más amplia. En este trabajo no solo debuta como líder, además entrega piezas propias en las que desarrolla su manera de entender la música, pero también su forma de estar en el mundo. En su debut la percusión y los espacios naturales juegan un papel determinante, porque además de gran músico tiene conciencia de la grave situación medioambiental que tenemos, este disco quiere ser “un grito en defensa de nuestro planeta, la voz de los árboles, de los animales, los mares y los ríos que nos piden que los cuidemos, los atesoremos y en definitiva que los respetemos y amemos”. Espacios naturales y la percusión son los hilos conductores de los ocho tema que entrega, cada uno tomando el nombre del lugar que le ha inspirado, desde Doñana (Andalucía) a Toubkal (Marruecos), de Redwood a Varahicados (Cuba). Y no está solo en esta noble empresa, aparecen en distintos momentos Javier Ruibal, Dorantes, Francis Posé, Diego Villegas, Munir Hossn y Lucía Ruibal (su hermana) además de sus compañeros de Glazz. Un bello tapiz sonoro cosmopolita, un trabajo comprometido con los valores sociales y ecológicos, y sellado por la amistad que une a cada músico implicado. De remate, Javi ha decido plantar un árbol por cada disco vendido en colaboración con la fundación Bioplanet, por si hacen falta más argumentos para hacerse con un ejemplar en compact disc.