Perteneciente a una familia de griot de Tabatô, en Guinea-Bissaou y a poca distancia de Casamance, una la pequeña población se le conoce porque muchos de sus habitantes hacen música, “el pueblo de los músicos” le dicen. Para Kimi Djabaté(1975) que nació el mismo año en que se independizó su país de África Occidental, la música fue una ocupación familiar a la que se incorporó con solo 3 años, edad a la que recibe su primer instrumento de percusión y a los ocho ya tocaba en celebraciones y actos sociales. En una de las giras por Europa con el ballet nacional de su país decidió quedarse, era el año 1994. Se ha establecido en Portugal desde hace dos décadas, el cantante, intérprete de kora ─arpa-laud africano de 21 cuerdas─, guitarrista y balafón ─xilófono africano─ vive en la ciudad de Lisboa donde se ha convertido en uno de los representantes de la cultura mandinka. Este es el cuarto álbum que edita, después de trabajos destacables como el anterior ‘Kanamalu’ (2016) o ’Karam’ (2009), disco de música tradicional que seguían las líneas argumentales habituales. Como novedad aquí explora otras estéticas sonoras como la conexión con el reggae que suena a blues del desierto, sonidos afro-portugueses, sonidos cubanos,… Su voz aterciopelada, profunda y original hace que cada pieza tenga un brillo propio aún hablando de las dificultades diarias de la vida en África, tocando temas de religión, derechos de las mujeres, pobreza y la educación. Optimista en cuanto al poder de la música para mejorar las situaciones. “El futuro es algo que yo construyo con el presente”, afirma Djabaté.
KIMI DJABATÉ
Dindin
(Cumbancha, 2023)
www.cumbancha.com