Segundo disco de la formación tuareg de Illighadad, la población con algunas casas, pozo y una escuela, junto a un estanque que en la época de lluvias aumenta su volumen, y que se encuentra en el centro de Níger, donde se establecen diferentes pueblos con fronteras no claramente definidas al dedicarse al pastoreo. El conjunto se creó en 2016 por el guitarrista solista Fatou Seidi Ghali, y el vocalista Alamnou Akroni, poco después se unió Amaria Hamadalher ─una poderosa guitarra de Agadez─ y Adboulaye Madassane, guitarrista mítico de la población. El repertorio que interpretan se basa esencialmente en los sonidos de su región, cantos corales de los pueblos antiguos y la guitarra eléctrica característica del “blues del desierto” ─etiqueta creada a partir de una antología que reunía proyectos musicales del área del Sahel y que tiene en el maestro Ali Farka Touré ─el genial músico, agricultor y alcalde de Niafunké─ como cumbre máxima. De este sencillo enclave africano a los escenarios de los festivales, llevar su música supone un reto y todo un honor, porque la música además del aspecto hedonista también sirve para celebrar, para curar enfermos y siempre es poesía. Grabado en vivo, en el otoño de 2019, cuando estaba la banda en su apogeo, dos conciertos en Nueva York para los que se agotaron las entradas. Los ecos del desierto viajan en sus guitarras, la poesía de las noches estrelladas sobre la arena del desierto. Hipnótico, crudo, magnético y puro.

LES FILLES DE ILLIGHADAD
At Pioneer Works
(Sahel Sounds /Everlasting, 2021)
www.sahelsounds.com