Nació en Ouled Teima, una pequeña población en el sur de Marruecos, de una familia de Tata la ciudad en la llanura del tórrido Sahara por parte de su padre, mientras por parte de su madre, bereber, proceden del Alto Atlas. Finalmente toda la familia marchó a Francia, y terminaron en Paris, donde Malika como tantos otros migrantes llegados a Europa, se encontró entre dos sociedades diferentes entre las que tenía que moverse, educada en la escuela francesa, y sin olvidar al llegar a casa sus raíces y la herencia marroquí. Así, sus referencias artísticas están a uno y otro lado, conviven tanto Hajja Hamdaouia, Farid el Atrache o Warda, y Ella Fitzgerald, Bobby McFerrin, Thelonious Monk, Stevie Wonder o Aretha Franklin. Su periplo vital le ha llevado a estar tres lustro viviendo en Nueva York, una ciudad que visitó por primera vez en 1996 y que sería su casa temporal desde 2004 a 2019; allí fraguó su forma de crear música, una mixtura de sus raíces bereberes, la música gnawa y el chaabi (canción popular magrebí), el pop francés y el jazz y sus técnicas vocales. Con el álbum ‘Berber Taxi’ (2011) consigue una proyección que no tenía con su debut, unos años antes ‘On the Ebony Road’ (2006). “Este álbum es una invitación a celebrar la esencia de lo que somos, lo único y libre que hay dentro de nosotros, pero también para rendir homenaje a los lazos que nos unen, más allá de las fronteras o cualquier división”. Una muestra de la consolidación de una artista de voz aterciopelada, con personalidad y capaz de establecer un terreno creativo propio.
MALIKA ZARRA
Rwa (The Essence)
(2024)
www.malikazarra.com