Pepe Rivero (Mazanillo, 1972) reúne una colección de números que forman parte de su memoria [1], del mapa sonoro de una isla que ama la música y de innumerables melómanos de todo el mundo que han caído rendidos a composiciones sublimes. La Trova revisada a través del piano de Rivero llevándolas al terreno del jazz y el clasicismo, entre otras hay canciones de Pablo Milanés (1943 – 2022) y Silvio Rodríguez, que son puntales de un movimiento mucho más allá de lo meramente musical, y que interpretaron solo con su voz y una guitarra. Nos lleva a redescubrir un repertorio menos conocido como la vieja trova tradicional y que surge tanto de las influencias europeas como las africanas. Piezas que están entre dos siglos, el XIX y el XX, como “Tristeza” de Pepe Sánchez y que está fechado en 1883. Son ya casi treinta los años que Rivero está en España, integrado y desarrollando trabajos tanto propios como implicado en proyectos grupales, es un imprescindible. Y lo curioso es que este álbum es el primero a piano solo, después de obra memorables como los que ha dedicado a Thelonius Monk (‘Los boleros de Chopin’, ‘Monk and the cuban rumba [2]’). Fue grabado en vivo, en la Fundación Juan March, en febrero de 2022, hico piezas como “Aquellos ojos verdes”, “Veinte años”, “Siempre en mi corazón”, “Olvido”, “Perla Marina”, “Convergencia” y “Ay Mamá Inés”. Qué gran homenaje a la trova, una lectura que tiene el virtuosismo conseguido en su formación clásica, y la libertad para interpretar desde los códigos del jazz.