Cada uno de los números que hay en el disco de Rafael Riqueni (Sevilla, 1962) quiere traducir las impresiones, sensaciones y emociones que le llegaron al guitarrista trianero en el céntrico Parque de Maria Luisa, cada nota, la pulsación de las 6 cuerdas y el reververación que produce son aquellas huellas sonoras dejadas en los sentidos. Hay sonidos, hay ecos y arrullo, y una paleta de notas flamencas, pero no solo, que brotan desde sus raíces. “Las cuerdas son lianas que amarran las fragancias de un parque de Sevilla sembrado en su guitarra” escribe Alberto García Reyes. Un trabajo que encierra una historia dolorosa y es el resultado de un ejemplo de superación personal. Dice Riqueni que lo que ahora edita comenzó a construirse hace más de dos décadas, hay que remontarse hasta un lejano 1992, lo que significa que las composiciones tienen en muchos casos el poso, el reposo y la fragua del tiempo. Una colección de piezas interpretadas para describir una escena natural, un paisaje pero también las sensaciones, sentimientos y pensamientos que surgen en su escucha y contemplación minuciosa, curiosa y absorta por la belleza que le rodea. La belleza de la naturaleza ante la adversidad, la música como bálsamo. Dotado de un lenguaje compositivo y guitarrístico propio, que aprendió de los maestros y que ha creado escuela. “Por eso Rafael es la raíz del parque: montoyas y ricardos, molinas y moraos, sabicas y lucías confluyen en su alcorque con azahar marchito y olor a eternidad”. De la guitarra salen notas enigmáticas, esencialmente flamencas pero no solo, músicas donde el silencio domina sobre todo lo demás.

RAFAEL RIQUENI
Parque de María Luisa
(Universal Music, 2017)
www.universalmusic.es