En el caluroso verano de 2017 Raúl Cantizano se metía en el estudio sevillano de La Mina y El Pedroso con la idea de registrar unas sesiones en las que primara la diversidad y los momentos únicos. Así lo explica Cantiazano, “un disco ecléctico y singular, basado en la improvisación y el juego”. ¿Por qué la improvisación? “Porque en el proceso de grabación el estudio se convirtió en laboratorio en movimiento y no tanto en quirófano de disección. Y añade, “también el juego, ese valioso generador de hallazgos desde donde entender la música”. Nada como estar en un entorno agradable ─en las fotos del arte del libro hay ¡una foto llevando una paella de grandes dimensiones!─, campestre como lo describe el guitarrista, y registrar lo que va saliendo de la mente creadora y la guitara para posteriormente someter a examen el resultado y extraer en la criba o destilación los momentos que son más significativos, aquellas fracciones de sonido que conforman un discurso con sentido propio (por muy experimental y plural que este sea), “encontradas en ese proceso de búsqueda entendido como un viaje de ida sin billete de vuelta”. Y ¿cuál es el resultado?: “pasajes instrumentales de banda sonora y piezas ambientales donde la guitarra es la protagonista”. Y ¿qué códigos se pueden reconocer? Parece que los del flamenco clásico ─a lo Mario Escudero, apunta el artista─, también “la guitarra flamenca preparada” a lo “John Cage de Triana, primo de Derek Bailey y el trio Fred Frith”. Porque claro está, en la eléctrica es el genial Hendrix es el gran inspirador aquí (y en planeta Marte). El espectro de registros, sigue Raúl Cantizano, va del flamenco al blues (esto puede ser previsible), pero ahora viene la sorpresa, “de Isaao Tomita a Willburn Burchette”. Dar rienda suelta a la creatividad, tiempo para que el duende se manifieste, ya sea en acústico o electrificado, y no olvidar de dar al botón rojo de grabar, y ¡el resultado está aquí para ser compartido!
RAÚL CANTIZANO
Mito y geología del canti
(2018)
www.raulcantizano.net