Se trata del primer trabajo del cantante y pianista tras el éxito y la popularidad que le ha dado alzarse ganador en Eurovisión, con una composición de Luisa Sobral ─”Amar pelos dois”─, su hermana. Además, en los dos últimos años ha superado un problema grave de salud, necesitó un transplante de corazón. En el segundo álbum de estudio Salvador Sobral (Lisboa, 1989), remite a dos clásicos, un cinematográfico y otro musical, el clásico de Wim Wenders, “Paris, Texas” (Warner Bros, 1984), y el solo guitarra del genial Ry Cooder. Aquí el destino se queda en la ciudad donde nació, y la capital francesa ha sido su lugar de residencia por un tiempo ─vivió también en Mallorca y Barcelona─, así afirma que este álbum tiene tanto de una como de otra. Pero también la compañía en el viaje resulta decisiva, y no ha sido casual, empezando por el productor, Joel Sivla, y los músicos que le arropan, como Júlio Resende (piano), André Rosinha (contrabajo) y Bruno Pedroso (batería), compañeros de escenario con los que ha establecido una complicidad artística perfecta para hacer pieza donde el jazz está presente en todo momento. Aquí cuenta con dos invitados, dúos en los que se percibe la admiración, ya sea cuando canta con Luisa Sobral (“Prometo nao prometer”), o con el gran Antonio Zambujo (“Mano a mano”) una de las voces lusa más extraordinarias, tal vez la más brasileña de la escena portuguesa y que abarca el ámbito lusófono. Lo podemos escuchar en portugués, dos español, francés, e inglés, porque lo importante no será la lengua que se use, será más importante lo que se ha de transmitir, comunicar… la intangible emoción que trasciende a palabra escrita. “Todos os génio são feitos de improbabilidades” afirma Valter Hugo Mãe en la presentación, y es que a veces surge la flor más bella, delicada y sensible en lugares inesperados, de un entorno hostil.
SALVADOR SOBRAL
París, Lisboa
(Warner Music, 2019)
www.warnermusic.es