En su primer trabajo como solista Saúl Quirós, con la producción del pianista Alonso Pérez y Javier Limón (que firma el número en clave caribeña que da título al álbum), decanta una natural alma flamenca hacia una cuidada colección de canciones melódicas. Hay temas de nueva creación, algunos propios, hilados por la emociones, y revisiones de piezas como la de Armando Manzareno (“Te extraño”) donde se mueve cómodo. Voz de afinación limpia, eco jondo y sentir profundo. El cantaor madrileño, hijo del cantaor Adolfo el segoviano, se le ha podido ver en los escenarios cantar para atrás en los espectáculos de compañías de primera fila como las de Sara Baras, Merche Esmeralda, el Güito o Joaquín Ruíz, ha cantado allá donde se le ha reclamado ya sea un bautizo, en un tablao o en grandes escenarios como el Royal Albert Hall, Teatro Real, La Maestranza… Se trata de un cantaor joven (Madrid, 1980), que desde la temprana edad de 5 años canta, integrante de una generación nueva que ha conocido la desaparición de Camarón, Morente y Paco de Lucía, hitos del flamenco contemporaneo, y que sabe que el flamenco no para y sigue explorando los caminos creados, desarrollados y proyectados, en sus manos está llevarlo a nuevas formas. Hay que copiar no lo que hicieron los maestros, sino la genialidad de sus atrevimientos, la búsqueda y el riesgo, más allá de repetir aciertos con fidelidad. Antonio Sánchez en la guitarra, Israel Fernández “Piraña” en la percusión y Antonio Ramos “Maca” en el bajo, le acompañan, compañeros de este viaje, y otros tantos. Entre los momentos álgidos del álbum, puede que la cumbre de este debut, el recuerdo a la imperial Carmen Amaya, en un homenaje a la genial bailaora junto a Miguel Poveda.
SAÚL QUIRÓS
Fin de fiesta
(Universal Music, 2018)
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