La etiqueta que proponen para el tercer álbum de este trío esloveno es ‘folk imaginario‘, un trabajo de estudio con solo cinco piezas, en total unos 80 minutos de “folklore abstracto y rústico” donde cuatro de ellas rondan los 20 de minutos. Iztok Koren, Ana Kravanja y Samo Kutin habitan un espacio montañoso, bosques densos y paisaje kársticos que se ubica en Europa Central, los Balcanes y el Adriático, junto lanzaron un primer álbum en 2016, al que siguió ‘I Can Be A Clay Snapper’ (2017), ambos con una buena recepción que dio paso a otro en la misma línea de trabajo y acierto, ‘A Universe That Roasts Blossoms For a Horse’ (2019). Los nuevos temas fueron concebido durante el confinamiento forzoso, un tiempo de aislamiento donde la música fue la manera de evadirse, días para explorar, estudiar e investigar a partir de objetos encontrados, introducción de resonadores para conseguir nuevos efectos a instrumentos como la mandolina, junto al guembri de la música gnawa marroquí, más zanfonas, liras, violas, bajos, balafón, ribab,… El proceso creativo fue mostrado en un documental que se pudo ver en una mini gira previa al lanzamiento de este trabajo. Música misteriosa, sonidos caleidoscópicos, códigos musicales imaginarios que podrían formar parte de otros mundos, como el de las profundidades del océano; así la portada da una pista de esos seres oníricos. Otros mundos, otras sensibilidades, otras músicas.