El espíritu artístico, musical y viajero de Sofía Viola, hija de un trompetista que desde muy joven se lanzó al mundo de la música, sigue vivo en su cuarto trabajo. La trayectoria de la cantautora argentina se ha definido un espacio especial, singular e icónico, como lo podemos ver en el arte gráfico del álbum que hace de puerta de entrada, presentación de la nueva colección de temas que la confirman como una de las más interesantes del panorama musical. Un mundo mágico, abierto y magnético en el que sigue cantando las penas pero también las alegrías de una generación que lucha por abrirse paso con más ansias de libertad que recursos, que sale a la carretera para hacer kilómetros y compartir su música. Un mundo sonoro variopinto, caleidoscópico y multi-rítimico que va de las estéticas de la canción folk con acento andino, la cumbia, el tango, la música cubana, el rock y hasta el jazz tiene cabida en sus composiciones. La escena latinoamericana tiene un planten de grandes creadoras que alumbran nuevas generaciones de artistas, ya sea la argentina Liliana Herero o la mexicana Lila Dows entre una larga lista, todas con un pie en sus raíces y que proyectan sus inspiradas creaciones al futuro. La cantante bonaerense aquí cuenta con Ezequiel Borra en la producción de los once temas, en los que aparecen personajes, situaciones y espacios que narran situaciones como la que rememora un amor platónico de adolescencia, con 16 años, y que es una de sus primeras canciones. Maria Yegros ─La Yegros, también argentina y una de las jóvenes y poderosas revelaciones latinas de los últimos años─, como invitada en la pieza que da título al trabajo. Paso firme, consolidando un trabajo con carácter, personalidad y desbordante imaginación.

SOFÍA VIOLA
La Huella en el cemento
(Chesapik, 2018)
www.chesapik.com