El segundo trabajo discográfico del cantante y guitarrista malgache sigue la senda iniciada con “Fototse”, las raíces. Teta procede el sur de la enorme isla africana, creció con los tradicionales ritmos del tsapiky –secuencias musicales rápidas, vivas y cautivadoras–, ahí está la inspiración musical para sus composiciones en las que se deja influenciar por otras influencias para hablar de la vida cotidiana. Tiene la firme convicción de que la educación pasa de manera necesaria por la música, como fue su caso. El cantante malgache de Ampanihy, un pueblo situado en el camino entre Toliara y Fort Dauphin –en el sur más profundo de Madagascar– nació en 1967 en el seno de una familia donde la música formaba parte de la vida en celebraciones sociales (nacimientos, bodas,…). Desde pequeño demostró destreza con la guitarra, con los años se formó y fue reclamado para tocar en grupos de diferentes estilos como el jazz que lo han nutrido en otras formas de entender la música. Si nos dejamos influenciar por la portada del disco fácilmente podemos pensar que se trata de un músico del Mississippi, el más rural y tradicional, algo así como John Lee Hooker (1917-2001) en la portada de sus memorables trabajos. Teta hace un camino musical que le lleva a atravesar el continente africano pasando por la amplia región del Sahel y Mali, hasta las plantacones de algodón y la cuna americana del blues. Genuino blues malagache, con filosofía propia que expresa en letras como “Takasy” donde canta letras como “la música es un medicamente, para ti, para mí, para nosotros” y hará posible que seamos felices.

TETA
Blue Tsapiky
(Buda Musique / Connex Música, 2014)
www.connexmusica.com