El segundo trabajo de Tundra ─se creó en 2008 de la mano de músicos logroñeses de procedencia variopinta, del folk al rock y el jazz─ ya dejó bien claro que se trataba de un proyecto que si bien sus códigos de referencia, creación e interpretación tenían sólidos fundamentos en la música tradicional, su visión era decididamente contemporánea. Y así tiene que ser, lejos del monolitismo, la conservación museística inalterable y la defensa a ultranza de la herencia, solo sirve para terminar agotando un repertorio que ha contado con el filtro del tiempo, las sociedades y los usos para llegar hasta aquí. El grupo se posicionó en el folk a través de composiciones de nueva creación “pero tamizadas con un sonido actual y rock progresivo” que tenía como intención darle una nueva orientación y extraer así el “ritmo ancestral y primitivo”. Y las coordenadas de referencias son grupos como Hedningarna, Hurdy gurdy o Black Sabbath, pero también los míticos La Musgaña que fundó en 1987 Rafa Martín (desde 2013 en la banda, zanfona y nyckelharpa e) junto a dos compañeros más. En este proyecto comparte espacio creativo y musical con Ignacio Benito (gaita charra y diversos vientos), Francisco González (guitarra eléctrica y mandola) y Jorge Garrido (batería y percusión). Sonidos ancestrales, piezas populares con una relectura vanguardista no porque incluyan instrumentos y posibilidades de ahora, porque hacen una interpretación novedosa aportado elementos que la enriquecen, dan vida y la empuja hacia el horizonte.
TUNDRA
Bastardus
(Nada Producciones, 2017)
www.tundraband.com