La película documental de Johanna Schwartz, una producción audiovisual estrenada en 2015, mostraba la opresión de los extremistas Talibanes sobre la música y los músicos en Mali. En 2012, los yihadistas se apoderaron del norte de Mali, implantaron la ley islámica, la sharía y prohibieron la música. Los talibanes destruyeron emisoras de radio y amenazaron de muerte a quienes se atrevieran a desafiarlos. “Nuestros instrumentos son nuestros kalashnikov” fue la respuesta de los músicos del grupo Songhoy Blues, un grupo que se formó en Bamako a partir de emigrates llegados a la capital huyendo del horror del terrorismo. Nick Zinner de Yeah Yeah Yeah´s y el productor de los propios Songhoy Blues es el artífice de la banda sonora del film con músicas de Ali Farka Touré, Toumani Diabaté, Bombino y Fadimata “Disco” Wallet Oumar. La música tradicional mandinga forma parte de la transmisión oral de la historia y la cultura (que esencialmente oral), con instrumentos como la kora, el balafón, el ngoni, con los griot como figuras capitales desde hace siglos. En un país que forma parte del grupo de los más pobres del planeta, prohibir la música significaba privar a la población de la única oportunidad que tenía de educarse, y recibir mensajes para su desarrollo. “La música es un arma cargada de futuro” como bien decía Fela Kuti. Hacer música como forma de resistencia contra la barbarie.
VARIOS AUTORES · THEY WILL HAVE TO KILL US FIRST
B.S.O. They will have to kill us first
(Transgressive / [Pias] Iberia & Latinoamerica, 2016)
www.transgressiverecords.com