Con esta segunda entrega la revista cordobesa Boronía concluye su particular homenaje al genial Enrique Morente (1942-2010). En el segundo número especial dedicado al flamenco, que fue el primero dedicado monográficamente al cantaor de Granada fallecido prematuramente, se recopilaron una serie de textos aportados por amigos próximos que compartieron vivencias y experiencias, todas conectadas por el hilo invisible del dolor por la pérdida de un ser excepcional, tanto en lo humano como en lo artístico.

El resultado fue “una novela tan heterodoxa como el propio Enrique, lo que al final parece un resultado bastante coherente” indicaba Gabriel Núñez Hervás, director de la extraordinaria publicación con incierta periodicidad pero acertado criterio editorial y gusto exquisito; y para este volumen, apunta su director, “partíamos de un concepto innegociable si queríamos ser leales, al legado de Morente y aplicar lo que nos enseñó, teníamos que ser un número radicalmente distinto al anterior, una visión diferente”.

El negro y plata de la maquetación anterior han dado paso al color, “para empezar a pintar de luz y alegría la dolorosa sombra de su recuerdo”. Si bien en el primer libro tuvo una estructura de tres partes –Omega, Alfa e Infinito-, aquí son tres los epígrafes bajo los que se recogen los textos: Futuro, Inspiración y Memoria. En la primera parte abordan el futuro a través de la mirada de Soleá Morente (hija del maestro), Israel Galván (bailaor) y Los Evangelistas (con músicos de Los Planetas y Lagartija Nick). En la segunda se repasan la influencia del irrepetible flamenco en más de cuarenta creadores de las más variadas disciplinas, entre otros Aurora Carbonell (su mujer), Miquel Barceló, Santiago Auserón, Emilio Barrachina, José Luis Ortiz Nuevo, Tomás de Perrate,… Y en la tercera y última parte fijan la atención en la huella del “genio del Albayzín”.

“Morente se imaginó el flamenco y lo recreó a partir de un silencio inspirador (los míticos cantaores que no dejaron registro de sus cantes) cargado de memoria” apunta Antonio Pradel Rico en uno de los artículos. Pero para quienes admiramos al maestro en vida o a quienes le descubran en sus grabaciones tras su partida nos queda su inmenso legado fonográfico, su manera de entender el arte, la creación y la vida misma. Gracias Boronía por esta magnífica obra de arte, marcada por la ausencia de un genio insustituible.

Boronía El libro de Morente 2 Febrero 2012. www.boronia.es